sábado, 29 de junio de 2013

Sarajevska, el agua que jugo un importante papel en la guerra

La táctica de terror para someter Sarajevo era básica: la aniquilación de la ciudad. Durante los años que se prolongó el sitio, las tropas serbo – bosnias controlaban el suministro del agua, de la electricidad, de los elementos más básicos para la supervivencia. Las negociaciones entre los bandos enfrentados, mediadas por la comunidad internacional, buscaban la supervivencia más primaria de los habitantes de la ciudad. En una situación de emergencia se hace necesaria una cantidad de cinco litros de agua por persona para establecer unas condiciones mínimas de supervivencia. Y el agua se convirtió en uno de los recursos más preciados en Sarajevo durante el asedio. Sorprende que una ciudad como Sarajevo, situada sobre un acuífero y a orillas del río Miljacka, durante el asedio sufriera la escasez de un elemento tan primordial. Y los serbios supieron hacer del agua una carta más para poner sobre la mesa de negociaciones. El 12 de julio de 1993 los representantes de los bosnios – musulmanes y de los serbo – bosnios firmaron un acuerdo que abría el suministro de agua y electricidad a la ciudad, 13 de julio de 1993). Ese mismo día, una granada provocó doce muertos en una cola frente a una fuente pública del barrio de Dobrinja. El agua se había convertido en un bien escaso y muy apreciado. Uno de los principales focos de aprovisionamiento se estableció en la antigua fábrica de cerveza del barrio latino.
En 1864, las autoridades austriacas levantaron la fábrica de Sarajevska Pivara, una de las cervezas locales con más aceptación en el país. Ni en los peores momentos de la historia de la ciudad la producción de la fábrica ha cesado. El edificio destaca por la mole rojiza que se levanta muy cerca de la iglesia franciscana de la ciudad y que en la actualidad se ha convertido en uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Sin embargo, durante el asedio de la ciudad la fábrica estaba destinada a jugar un importante papel estratégico. Durante los más de mil días de sitio de Sarajevo la fábrica continuó la producción de cerveza. Pero sobre todo proporcionó agua a los sedientos habitantes de Sarajevo. Los mandos serbo – bosnios eran conscientes de la importancia de la fábrica y no dudaron en incluir el edificio entre sus objetivos. La extraordinaria historia de la fábrica, la decisión de sus trabajadores de continuar con la producción pese a las dificultades y las colas de gente que arriesgaban su vida para conseguir algo de agua. El 15 de enero de 1993, en uno de los callejones que rodean el edificio, los artilleros serbios dispararon una granada sobre la gente que esperaba su turno para llenar sus bidones. El fatal resultado: ocho muertos, incluyendo dos niños, y diecinueve heridos.

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