martes, 11 de enero de 2011
Agua de Mijas
Huyendo del hastío que me producen las celebraciones navideñas he recalado unos días por Andalucía.
La verdad, es que por aquello de hacer algo diferente y desconectar.
Durante esos días no le he prestado mucho tiempo a mi afición de coleccionar tapón corona de agua, que raro!!.
Pero tal vez quiso la casualidad que pasáramos un par de días en la bonita y tranquila localidad de Mijas. Allí arriba, colgada en el monte mirando al Mediterráneo.
Y quiso la casualidad que uno de los días, y un poco a mi pesar, bajáramos a Fuengirola, yo huyo de las grandes aglomeraciones. Pero ese viaje me facilito una información muy interesante al ver en un escaparate, y hay si me pudo la deformación de mi hobbi, unas grande botellas de agua de 8 litros con una marca que no había visto hasta entonces, Agua de Mijas.
Concho!!, pero si de hay acabo de bajar yo en el autobús.
Luego otro escaparate me mostraba mas botellas con etiqueta desconocida, pero cuya marca era la misma, Agua de Mijas.
Así que nada, o había dos envasadoras, o había dos etiquetas diferentes.
Como podréis comprender la intriga pudo conmigo y como las tiendas estaban cerradas cuando llegue al hotel charle un rato con la recepcionista que ya de dio las indicaciones sobre la dirección y la confirmación de que efectivamente en Mijas había una planta de embotellado de agua.
Al día siguiente, me levante temprano, ya que teníamos pensado salir ese mismo día para Granada y emprendí el camino atravesando toda la población de Mijas y saliendo por la carretera que lleva a Benalmadena. Tras media hora de caminata llegue a una vaguada, tal y como me dijo un paisano al que pregunte con las primeras luces del alba en el camino. El desvío no esta señalizado, pero se encuentra a medio kilómetro de la salida de la población de Osunilla, que también pertenece a Mijas.
Una empinada cuesta entre pinos nos lleva por un camino asfaltado hasta la puerta de Aguas de Mijas, donde por lo temprano de la hora y lo raro de que apareciera un tipo diciendo que coleccionaba tapón corona de agua y etiquetas, descoloco un poco a mis contertulios, Juan Molina y Salvador Ariza que hablaban a la puerta de la nave.
Conseguí, como no, las etiquetas, las nuevas y las viejas, no así tapón corona ya que para mi desgracia esta agua solo se embotella en pet.
Y lo llevan haciendo desde 1998, año en que empezaron su andadura.
Nadie es profeta en su tierra.
Que gran verdad esta, y una vez mas se repite en este caso.
Como os decía, fue la casualidad, la que me llevo a conocer y traeros asta aquí esta marca de agua embasada, ya que ni en el restaurante donde cene uno de los días me la ofrecieron, ni la ví en las tiendas de la localidad en las que estuve. Todo lo contrario, en la panadería en la que desayune los dos días vendían agua de Salamanca. Es que esto del comercio… no hay quien lo entienda.
Una curiosa recomendación.
La etiqueta de Agua de Mijas tiene en su contenido una curioso lema, que tampoco había visto en ningún sitio durante mi periplo andaluz y que os muestro aquí.
Bajo el lema -¿yo? Producto Andaluz- hace una reivindicación del uso de los productos de la tierra, con la que me siento totalmente identificado.
La verdad es que me sienta mal cuando en las antípodas de mi lugar de origen intentan venderme lo que ya tengo yo en mi casa, despreciando muchas veces lo suyo propio, con un cierto desden hacia lo próximo y cotidiano.
Y la gente no cambia… estos días han sido mas de uno los restaurantes donde he desechado la invitación a comer con vino de Rueda (Valladolid). Como se puede ofrecer un vino de otra zona con una paella recién hecha o con un buen plato de pescados fritos en el puerto de Fuengirola y desestimar los caldos blancos de Andalucía. Solo tal vez desde la maldita perspectiva del negocio, son mas baratos y dejan mayores porcentajes de beneficio, sino no lo entiendo. Pero claro, como ya dijimos unas líneas mas arriba… nadie es profeta en su tierra.
Que pasara cuando nuestros vecinos mas próximos, esos que elaboran vino o embasan agua hay a la vuelta de la esquina de mi calle estén arruinados, por culpa de este tipo de comportamientos. Nos rodearemos de pobreza, pero tal vez no nos importe, por que nosotros estamos haciendo negocio.
Para despedirme, otro de esos sabios refranes populares:
Allí donde fueres, haz lo que vieres.
Respeta las costumbres de donde llegues, aprende de su cultura, rodéate de sus gentes, come de su comida, bebe de su agua, o mejor, de su vino y aprende, aprende, aprende.
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